"Las arañas de Marte", Gustavo Espinosa
Es el verano de 1974 en Treinta y Tres, hace medio año vivimos en un golpe de estado cívico-militar y la gente sigue con su vida como si nada hubiera pasado, aunque es imposible ignorar el nuevo contexto.
Nuestro protagonista divide su tiempo entre: un grupete de amigos adolescentes pro democracia que se juntan a leer a Marx y un espectáculo llamado “Treinta y Tres busca su voz”, una especie de GOT Talent local.
Trabajando en este show como guitarrista que acompaña a los participantes sin instrumento conoce al Trovero, un viejo guitarrero que representa a una forma casi extinta del entretenimiento, de él conoce sus poesías, sus anécdotas sobre viejas giras por el interior con Felisberto Hernández y a su hija adoptiva, Viali. Ella es una muchachita inquieta y seductora que lo cautiva en seguida.
Escrita desde la memoria del protagonista, ya con el diario del lunes, y dirigida a un personaje casi invisible. Así decide Gustavo Espinosa narrarnos una historia que no gira en torno a la dictadura uruguaya pero no es ajena a ella, una historia donde la ficción se viste de reconstrucción y la realidad parece un giro en la trama.