Un comandante de un campo de concentración nazi con un matrimonio fallido, un nazi que no cree en el régimen pero no se opone, un judío que colabora con sus captores y una mujer infeliz en un lugar donde la felicidad no importa.
Amis cuenta el holocausto desde la perspectiva de lo ejecutores y dibuja un triángulo amoroso en el medio como para que nos aliviemos de la pesadilla.
Es tan grande el contexto que la historia de los personajes ficticios es la menos interesante.
Hay mucho más de historia de lo que parece entre esas páginas, al final del libro el autor habla un poco de lo que leyó y de lo que esa lectura aportó a la novela.
El primer tercio de la novela es lento en comparación a los últimos dos y hay un epílogo que rompe el ritmo narrativo y cierra la historia.